Para cada uno de ellos ha significado dedicar su tiempo libre a una noble causa, en lugar de dedicarse a hacer algo económicamente productivo, seguir estudiando, practicar un deporte, divertirse, jugar con los hijos, hacer las tareas con ellos o simplemente no hacer nada. Un tiempo valioso que ellos regalan con gusto y sus familias lo asumen con orgullo.

Ser voluntarios por convicción es una tarea que los dignifica y los hace más humanos. Su espíritu solidario los ha llevado a capacitarse permanentemente para poder atender cualquier tipo de emergencias y sentir el enorme placer de salvar vidas, rescatar animales, apagar un incendio, atender un herido, evitar un suicidio o una tragedia, entre otros.